viernes, 29 de agosto de 2008

Shadowrun: Capítulo 4

IV

Los atracos, hurtos y robos también son comunes en Seattle, como en cualquier ciudad, la gente no siempre tiene plásticos suficientes para sobrevivir y lo único que queda es quitárselo a los que lo tienen, a veces sin violencia, a menudo con ella. Como en toda gran ciudad también hay bandas, delincuentes con una cierta organización, a menudo se basa en “yo mando, y el que tenga algo que decir le rompo la cabeza”, y como es habitual compiten y guerrean entre ellas. Toda banda que se precie tiene un nombre.

John Cartorco, pertenece desde hace un año a la banda de Los Huevos Podridos, personalmente le hubiera gustado formar parte de Los Desgarradores De Almas, o de los Espectros Del Averno, incluso preferiría formar parte de Las Polillas Sanguinarias de no ser por que todas las integrantes son mujeres; pero solo Los Huevos Podridos le aceptaron, también es cierto que había otras bandas peores que ellos, Los Carapollo, en honor a su fundador Hans Carapollo Grübber, o Las Pulgas Flatulentas.

Lo malo de pertenecer a una banda de bajo status es que quieres que suba puestos, y la única forma de conseguirlo es haciendo cosas peligrosas o estúpidas, aunque a menudo suelen ser ambas cosas.

Cuando John ve una moto enorme aparcada en la plaza del Plenilunio la idea de que su dueño pueda volver y con intenciones no amistosas ni se le pasa por la cabeza, y sólo piensa en el beneficio que podría sacar con ella y en que la banda podría subir unas décimas en el escalafón de la ciudad.

Con ayuda de dos miembros de la banda la cogen del manillar y la intentan mover, el esfuerzo es considerable, la moto pesa mucho y no es como empujar un coche, ya que las cuatro ruedas de un coche le proveen de un equilibrio inherente que la moto no tiene.

- ¡PEROQUEOSCREEISQUEESTAISHACIENDOPANDADESUSTANCIAOS!

Un rugido atronador resuena y cuando John alza la vista ve a un Troll furioso a varios metros de distancia apuntándole con algo desagradablemente parecido a un arma MUY grande… un instante después no quedaba nada de John que pudiera ver algo.

Aunque la magia haya vuelto y el mundo se haya movido, la selección natural sigue existiendo.

3 comentarios:

Erynus D'Alecto Graeme dijo...

Hay una interesante lectura freudiana en ello...El Troll la tiene mas grande y la usa para encubrir otras carencias... interesante.
¿Te has dado cuenta de que todos tus personajes siguen ese patrón, pichurrin? XD

Logabe dijo...

Podría ser un buen inicio de un análisis, pero bueno, tampoco es tan raro el uso de personajes recurrentes (no sólo del mismo personaje sino de diferentes personajes con diferentes nombres pero características similares).

Panda de sustanciaos... Eso se ha quedado en mi diccionario mental para la posteridad... x___D

El Mago Oskuro dijo...

De todas formas, Gunther, el enano, tiene un arma más grande todavía, en proporción.