viernes, 29 de agosto de 2008

Shadowrun: Capítulo 10

X

Como toda gran ciudad, Seattle se ve consumida por las obras, los encargados de dirigir una ciudad no pueden permitir que los ciudadanos se aburran conduciendo tranquilamente sus vehículos, ni pasear por aceras anchas y libres de obstáculos, deben poner vallas que corten calles, cambiar señales, hacer zanjas, ruido, obligar a cambiar de ruta, y sobre todo evitar llegar al destino de forma relajada, segura y a tiempo. Por ello las obras deben ser lo más ruidosas, molestas y sobre todo absurdas para mejorar la vida del ciudadano medio.

Pero a veces hay que hacer obras útiles y necesarias, pero no por ello menos molestas y ruidosas, un edificio ruinoso, con vigas oxidadas, debe ser convertido en un solar y en hamburguesas, respectivamente. Luego, tras un proceso arquitectónico, el solar será utilizado para levantar un nuevo edificio y las hamburguesas, tras un proceso digestivo, en la materia prima para la ropa de diseño.

En una de esas obras en las que se realiza un proceso arquitectónico, se escucha por las noches un sonido aterrador, un lamento que helaría la sangre de los muertos y sería demasiado cruel para formar parte del inventario de torturas del infierno. Sonaba como si un gato agonizante al que le estuvieran pellizcando los genitales con unas tenazas al rojo-blanco cantara una versión del “Hey Jude” de los Beatles.

Las ratas huían del sonido, los gatos morían si estaban demasiado cerca y los perros callejeros nunca se acercaban a menos de 4 kilómetros de distancia del lugar y del origen del sonido, el guardia de noche Arnaldo Thompson, que hace la ronda en el perímetro de la obra mientras cant… ejem… mientras su boca emite esos sonid… mientras perturba el orden público. “Jey yuuud, don meikit bad, teik a sad song an meikit... ¿PERO QUE COÑO?” Y se hizo justicia.

Los dioses de la música, las musas y la fauna de la zona vieron como una bola de metal surcaba los cielos de forma errática, cómo de forma descontrolada avanzaba hacia la estructura de metal del edificio en construcción, cómo dos figuras salían del interior de la bola de metal y sobre todo vieron cómo la bola de metal caía sobre Arnaldo.

Günther y Antoine, al no poder controlar el helicóptero, saltan cuando se encuentran sobre la estructura de vigas del edificio en construcción provocando que Günther se lleve un impacto brutal cuando cae sobre una viga con el torso y se queda agarrado a ella, mientras intenta recuperar el aliento, Antoine no tiene tanta suerte y falla al intentar agarrarse a la viga más cercana, golpeándose la cabeza contra otra viga inferior, tres pisos más abajo cae contra otra viga, resbalando de ésta, vuelve a caer, esta vez sobre un carro de materiales que rueda rampa abajo hasta llegar al final de la estructura y bajar en caída libre hasta que una montaña de escombros lo detiene.

Cuando Tyron llega a la obra Antoine ya ha salido de entre los escombros, su traje está sucio y roto por algunos sitios, Günther acaba de llegar al suelo y se acerca dolorido a sus dos compañeros “¿Su Günther anda como un cowboy?”, tras intercambiar unas palabras, Tyron le devuelve el hacha y corren hacia la moto.

Cuando las sirenas llegan a la obra, no queda ni rastro de ellos

No hay comentarios: