viernes, 29 de agosto de 2008

Shadowrun: Capitulo 5

V

La vida no es justa, pensaba Tyron, Günther y Antoine estaban dentro del edificio perteneciente a la Mega-corporación de seguridad para ver si tenían algún trabajito, a él le habían expulsado del edificio. ¿Cómo puede alguien enfadarse cuando le llamo “hijo de una Banshee”?, vale, a mí me lo dice alguien y le arranco los brazos, pero eso es diferente. Bueno, esperemos que consigan algo de trabajo, si no, me veo atracando a cualquiera que tenga más plásticos que yo, por ejemplo las ratas del vertedero. Quizás me esté haciendo viejo para esto.

Al cabo de un rato los dos enanos salen del edificio y le explican que no había nada, quizás en el bar de Tom El Rancio hubiera más suerte a la hora de encontrar clientes.

- Más nos vale- se quejó Tyron.- tal como va yendo la semana sólo me falta que alguien prenda fuego al edificio donde vivo o me roben la moto.

- Sobre eso… ¿Aquella moto que intentan mover esos tres tipos no es la tuya?- Tyron mira hacia la dirección que señala Antoine, palidece y corre como un camión descontrolado hacia su moto mientras se echa la mano a la espalda dejando atrás a los dos enanos que le intentan alcanzar.

- ¡PEROQUEOSCREEISQUEESTAISHACIENDOPANDADESUSTANCIAOS!

La gente que pasea por la calle grita y corre alejándose de un Troll colérico con un arma que mide más que algunos de ellos, el cual, apunta al ladrón que le está mirando y dispara.

Lo último que el mundo escuchó de John Cartorco fue… Splotch. Lo que quedó de él estaba esparcido en 5 metros a la redonda, sus compañeros y la moto de Tyron se unieron íntimamente con John cuando quedaron cubiertos por la lluvia de sangre y pedazos.

Uno de los compañeros de John salió corriendo, resbalando cuando pisaba algún charco, pero sin llegar a caer, alejándose todo lo posible del peligro, pero no llegó muy lejos antes que Antoine le vaciara un cargador de su pistola automática Ares-3000® (con reproductor MP6) y le convirtiera en una masa de carne muerta en el asfalto.

El otro compañero no fue lo suficientemente rápido y Günther dio rápida cuenta de él con su hacha. Tyron estaba levantando la resbaladiza y pegajosa moto del suelo mientras se quejaba de cómo se la habían dejado.

Entonces oyeron las sirenas.

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